No es la primera vez ni será la última por desgracia en que aparecen pacientes en mi consulta con la expectativa de bajar de peso en muy poco tiempo. Quieren “ponerse a plan” para la boda de su hijo, para irse de vacaciones a la playa, para bajar los kilos de más de las navidades o porque van a reencontrarse con sus compañeros de carrera.
Lo primero que suelo preguntarles es si ya han hecho dieta.
- “Claro, me las se todas. He hecho la hiperproteica, la hipocalórica, la de la cebolla, la de…”.
y lo segundo que les pregunto es,
- ¿y qué tal te ha ido con esas dietas?.
Las respuestas siempre son muy parecidas,
- “Al principio muy bien, baje mucho de peso, pero recuperaba el peso y cogía algún kilo de mas, lo que me obligaba a seguir haciendo dieta. De hecho he pasado toda mi vida, o haciendo una dieta restrictiva o pasando del peso y comiendo a veces con voracidad todo aquello que me restringía en la época de dieta”.
Bueno y si haciendo dieta no te ha ido bien, ¿Para qué quieres comenzar una nueva dieta?
Parece paradójico, pero este círculo vicioso, es algo muy extendido en nuestra sociedad y de hecho cuando a los pacientes les explicas que para mantener un buen estado de salud lo que tienen que hacer es cambiar de hábitos, hacer deporte, comer bien…. No siempre es bien aceptado al principio, pero a la larga es la única manera.
No Solo una dieta no sirve sino que es posible que aumentes de peso después de hacerla y no puedas volver a tu peso de original sino que además puede ser el origen de un trastorno alimentario, una anorexia, una bulimia o un trastorno por atracón.
Y esto no lo digo yo, es algo que ya demostraron en los años 50 el doctor Ancel Keys y su equipo y que podéis ver en su estudio Minnesota Starvation Experiment.
Os hago un breve resumen. Tras la segunda guerra mundial en una situación de baja disponibilidad de alimentos, los países están preocupados porque no saben cómo puede afectar a la población la hambruna que se prevé. Se le encarga un estudio al Doctor Ancel Keys de la Universidad de Minnesota. En el estudio se somete a una restricción alimentaria durante 24 semanas a 36 voluntarios sanos física y psicológicamente, que además deben correr 36km semanales hasta llegar a perder un 25% de su peso corporal. Tras la fase de restricción pasan a una fase de recuperación de peso de tres meses.
Bien, durante el estudio los voluntarios mostraron las mismas características que personas que tienen un trastorno alimentario:
- Mantenían preocupación por la comida durante todo el dia, pensaban o hablaban de comida y soñaban con ella, tanto en las fases de restricción como de recuperación de peso.
- Diversos rituales con la comida, guardaban comida, la diluían en agua o intentaban robarla.
- Cambios emocionales diversos, depresión, hipocondría, irritabilidad, ira, angustia emocional, tanto en la fase de restricción como en la de recuperación de peso.
- En la de recuperación incluso seguían teniendo hambre y se daban alguno de ellos atracones.
- Además y derivado de la bajada de peso y la inanición lo esperable, fatiga, problemas gastrointestinales, disminución del gasto metabólico basal, disminución de proteínas plasmáticas, edema en extremidades….
Cuando leí por primera vez este estudio apenas me lo creía, porque siempre te enseñan cuando te formas en trastorno alimentario todos los factores que tienen que confluir para que aparezca el trastorno. Tras esto lo tenía claro, la dieta, es el factor precipitante que puede provocar un trastorno alimentario.
Y tú, ¿Qué vas a hacer?
¿Te arriesgarás otra vez a hacer una dieta o quizás pensaras mejor en cambiar de hábitos?